Habia una silla y una mesa. La silla estaba detras de la mesa. Sólo se movia cuando alguien se sentaba en ella. La mesa estaba delante de la silla. Encima había un cuadro. La silla se sentía contenta porque nadie estaba ahi. Le gustaba la soledad. Le gustaba no tener peso encima. A la mesa tampoco le gustaba tener peso. Pero de repente, una bolsa cayó sobre la mesa. Llena, hasta los topes, con muchas cosas. La mesa sintió que todas sus vetas de madera crujían:"¡Ay, ay, qué dolor!"
Pero mesa sienple se faro porge
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